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Indulgencia plenaria: significado, historia y la Porciúncula

Indulgencia plenaria: significado, historia y la Porciúncula

Indulgencia plenaria: significado, historia y la Porciúncula
15 de octubre de 2024

Qué significa indulgencia plenaria?

La indulgencia plenaria es un concepto central de la Iglesia Católica, que se refiere a la remisión total del castigo temporal debido a pecados ya confesados y perdonados. Mientras que la confesión sacramental elimina el pecado en sí, la indulgencia plenaria elimina las consecuencias temporales o «castigos» resultantes del pecado. Esto significa que los fieles pueden obtener la purificación completa de estas penas, evitando el Purgatorio.

Indulgencia plenaria: significado y orígenes

La indulgencia plenaria representa una gracia que va más allá del perdón de los pecados. En la tradición católica, los pecados no sólo suponen un daño espiritual, sino que también crean una «pena temporal» que debe ser expiada, ya sea en esta vida o en el Purgatorio. La indulgencia plenaria elimina por completo esta pena temporal.

Las indulgencias se desarrollaron en la Iglesia durante la Edad Media, con el Papa León X formalizándolas, y se regularon en los siglos siguientes. Cada indulgencia plenaria está vinculada a determinadas condiciones y actos de devoción.

Historia de la indulgencia de la Porciúncula

La indulgencia de la Porciúncula, o «Perdón de Asís», tiene una historia profundamente ligada a San Francisco. La Porciúncula, una pequeña capilla situada en el interior de la Basílica de Santa María de los Ángeles de Asís, es el lugar donde San Francisco de Asís sintió la llamada de Dios para fundar su orden y vivir una vida de pobreza y servicio.

Según la tradición, en la noche del 1 al 2 de agosto de 1216, San Francisco tuvo una visión de Cristo y la Virgen María en el interior de la capilla. En la visión, Francisco pidió al Señor el don de la indulgencia plenaria para todos aquellos que visitaran la Porciúncula con el corazón contrito. Cristo accedió a la petición de Francisco, y así se concedió la indulgencia de la Porciúncula, al principio con la aprobación del Papa Honorio III. Esto permitía que cualquiera que visitara la capilla, se confesara y se comunicara, obtuviera la indulgencia plenaria.

Hoy, esta indulgencia puede obtenerse cada año el 2 de agosto, no sólo visitando la Porciúncula de Asís, sino también en todas las iglesias franciscanas y parroquiales del mundo.

Pasajes evangélicos y reflexiones teológicas

Las indulgencias, incluida la plenaria, tienen sus raíces en el Evangelio y en el mensaje de Cristo. Uno de los versículos más significativos para entender el concepto de indulgencias plenarias es el Evangelio de Mateo 16:19, donde Jesús dice a Pedro: «A ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Este pasaje fundamenta la autoridad de la Iglesia para conceder la remisión de los pecados y la posibilidad de conceder gracias especiales, como la indulgencia plenaria.

Otro pasaje crucial es Lucas 23,43, cuando Jesús en la cruz dice al buen ladrón: «En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso». Esto nos recuerda cómo la misericordia de Dios ofrece a todos la oportunidad de reconciliarse completamente con Él, independientemente de la gravedad de los pecados cometidos.

Cómo obtener la indulgencia plenaria

Para obtener una indulgencia plenaria vinculada a la Porciúncula o a otras indulgencias plenarias, es necesario:

  1. Confesión Sacramental: La confesión debe realizarse normalmente dentro de los ocho días anteriores o posteriores al acto de indulgencia.

  2. Comunión eucarística: asistir a Misa y recibir la Eucaristía.

  3. Oración por las intenciones del Papa: Normalmente se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria por las intenciones del Santo Padre.

  4. Acto determinado de piedad o devoción: Puede incluir la visita a una iglesia, el rezo del Rosario o actos de adoración eucarística durante al menos media hora.

  5. Estado de gracia: El fiel debe estar libre de todos los pecados mortales y veniales para obtener la indulgencia.

La indulgencia plenaria representa una de las gracias más extraordinarias ofrecidas por la Iglesia.

 

«A mano DESTA», mediante actos de fe y devoción, podemos obtener el perdón completo de las penas temporales debidas a los pecados.

 

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