EL PERDÓN: ¿PARA QUIÉN Y PARA QUÉ SIRVE?

El perdón en la religión católica es un principio fundamental: podríamos definirlo casi como el núcleo de las enseñanzas de Cristo: quien se sacrificó para que los pecados de la humanidad fueran perdonados. Sin embargo, perdonar no significa solo realizar un acto de misericordia hacia el otro: es un acto de crecimiento y bienestar, especialmente para uno mismo. Veamos, pues, cuál es el gran valor del perdón. En el Evangelio de Mateo, Jesús afirma: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros" (Mateo 6:14). Estas palabras de Jesús reflejan la conexión entre el perdón mutuo y la misericordia divina. Al perdonar a los demás, abrimos nuestro corazón a la gracia de Dios. Jesús mismo nos mostró esto mientras era crucificado, diciendo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34), demostrando que el perdón puede superar incluso las injusticias más graves. El Papa Francisco ha destacado significativamente la importancia del perdón en la vida de los fieles católicos. En su mensaje durante el Jubileo de la Misericordia, afirmó: "La misericordia es el camino que abre el corazón al deseo de una nueva vida." Este mensaje subraya que a través del perdón, podemos esperar una transformación espiritual y una nueva vida mucho más ligera y saludable para el alma de quien perdona. "El perdón es el camino principal hacia la paz", dice el Papa Francisco. A través del perdón, nos liberamos del peso del odio y el rencor, permitiendo que el amor y la misericordia florezcan en nuestros corazones. Además, cuando perdonamos, mostramos nuestra generosidad y nuestra fe en Dios, permitiendo que la luz entre en nuestras vidas. Perdonar no significa renunciar a la justicia o no esperarla, ni significa someternos a la injusticia, sino que implica no alimentar el resentimiento hacia quienes nos han causado daño. El perdón también sirve para restaurar las relaciones dañadas. En la comunidad católica, es fundamental para restablecer la comunión con los demás y con Dios. Jesús enseñó: "Así que, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda" (Mateo 5:23-24). Por último, el perdón sirve como un acto de obediencia a la voluntad de Dios. Al perdonar a los demás, reflejamos la naturaleza divina y cumplimos el mandato de Jesús de "amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos."